Anatema, Neal Stephenson. Ciencia ficción y filosofía
Comenzaré fuerte: Anatema, de Neal Stephenson no es un libro para cualquier lector. El autor exige cierto bagaje de ciencia ficción hard y haber leído alguna de sus anteriores obras y reconocer su estilo de escritura.
No es, un ningún caso, un comentario esnob ni una forma de suponer que Anatema sólo está al alcance de unos pocos elegidos.
Más bien es una novela de un escritor muy particular. Su prosa, cargada de jerga tecnológica, vocabulario inventado y sin explicación previa, hace que las primeras páginas de cualquiera de sus novelas sean un salto de fe por parte del lector para aceptar, con paciencia, que todo se nos va a ir explicando, con pausa y después de muchas páginas, pero con la certeza que estará perfectamente hilvanado.
Puedo entender que, con el anterior párrafo, cualquiera que no conozca a Stephenson o su obra, sea reacio a meterse de lleno con Anatema, pero, también es cierto que sumergirse en esta novela es una experiencia de lectura muy enriquecedora y totalmente recomendable. Evidentemente, nos tiene nada que ver con Snow Crash, por ejemplo en cuanto a profundidad.
TRANSFONDO DE UN RICO UNIVERSO
El trasfondo de Anatema nos sitúa en Arbre, un planeta que a lo largo de los siglos ha sufrido continuos colapsos sociales que han hecho avanzar y retroceder la civilización. Todo cambió cuatro milenios atrás, cuando la élite intelectual del planeta se organizó como una especie de orden monástica.
Los avotos, que así se autodenominan, conservan el saber y el avance científico y viven recluidos en concentos o monasterios. En teoría ajenos al desarrollo del mundo exterior. Su única misión es recopilar y avanzar en el saber científico y dar cuerda a un reloj inmenso a modo de astrolabio.
SINOPSIS
Anatema se inicia cuando uno de estos avotos descubre una nave extraterrestre orbitando el planeta. Este punto es rápidamente ocultado al resto del mundo y el descubridor expulsado. El tema pasa a ser gestionado por un círculo de avotos que trata de contactar y descubrir como esta inteligencia extraterrestre casa con su filosofía aislacionista y de confrontación teológica. La narración en primera persona de un discípulo de este descubridor y su cuestionamiento de la situación sustenta la parte central de la novela.
La trama básica ya ha sido abordada con ciertas semejanzas en obras como Cántico por Leibowitz de Walter M. Miller Jr.
En cuanto al tema de la observación de una cultura atrasada por parte de una civilización más tecnológica, es un tropo muy sugerente dentro de la ciencia ficción. Sin ir más lejos, todo el tema del Primer Contacto es uno de los pilares fundamentales de Star Trek y algo más tangencialmente, El Poder de un Dios, una olvidada película europea de finales de los 80.
EL GIRO DE TUERCA DE ANATEMA
En este punto es donde entra en escena el estilo muy personal de Neal Stephenson, para bien y para mal. Es innegable su capacidad para crear un universo diferente, con sus propias leyes y hacerlo comprensible y plausible. En Anatema, una vez más lo logra.
Para ello, apabulla al lector desde el primer momento sumergiéndole sin red de seguridad por así decirlo, en la civilización que crea. Su lenguaje y estilo es poco o nada explicativo de todo lo que sucede. Un ejercicio donde Stephenson da por sentado que estamos familiarizados con esta cultura antes de leer la primera página. También el uso de terminología científica, muy abundante, y sin utilizar nuestros términos, hace que las primeras páginas sean lentas y farragosas antes de comprender que los objetos tecnológicos y leyes físicas que describe con nombres y funciones tienen un reflejo con nuestra tecnología actual bajo otras denominaciones.
Pasar las páginas de Anatema, es un ejercicio entretenido ver la plasmación en nuestro mundo de la terminología paralela que se plantea.
Como decía, esta es, a la vez, la peor y mejor crítica al estilo de escritura de Stephenson, y Anatema es, con diferencia, la mayor prueba de esto.
LOS AVOTOS: CIENCIA Y FILOSOFIA
La recreación de la civilización protagonista de Anatema es magnífica. Stephenson muestra esta cultura dividida en dos grupos sin apenas interacción entre ellas: Por un lado, la sociedad secular, habitantes de ciudades y pueblos y dedicada a todo tipo de quehaceres. Por otro lado, los avotos, encerrados en sus cenobios y dedicados a la búsqueda y preservación de conocimientos aplicando la ciencia.
Lo atractivo de esta propuesta es la separación de los diferentes avotos dependiendo de la rama del saber que hayan elegido. Así, se divide en Unarios, Decenos, Centenos y Milésimos, de menor a mayor complejidad de la materia estudiada.
Esta separación lleva aparejada un punto interesante, y es la cadencia con que las puertas de sus cenobios se abren durante 10 días para que sólo en esa ocasión, los avotos tenga contacto con el exterior: cada año, cada diez años, cada siglo o cada milenio.
Es en esos casos, cuando el choque cultural es más intenso entre dos grupos culturales que tienen un contacto tan esporádico.
Otro punto interesante, y que se va desvelando en la novela, es la motivación primigenia de esta división en la sociedad de Arbre.
Al mostrarnos en Anatema estos grupos tan cerrados (el conocimiento sólo se transmite entre avotos del mismo rango), la sensación de órdenes monásticas herméticas es muy acusada y el trasfondo medieval está presente durante toda la novela.
CUANDO LA SUBTRAMA TIENE MÁS PESO
Un punto que puede despistar a la hora de leer Anatema es que lo que podemos pensar que es la trama principal y que hace avanzar la acción (el descubrimiento de la sonda orbitando Arbre), pasa a un segundo plano. La novela es todo un desarrollo en primera persona (Fra Erasmas, el avoto Deceno y discípulo de Orolo, que hace el descubrimiento prohibido), que relata, sobre todo, como es la rutina intramuros y las conversaciones con una fuerte carga filosófica, entre los diferentes avotos.
Toda esta descripción se encuentra en las primeras 150-160 páginas, y son, definitivamente lo más duro al llegar el lector muy virgen al mundo que nos presenta Stephenson.
Cuando los acontecimientos obligan a Erasmas a salir al exterior, Anatema nos plantea interesantes puntos. Por un lado, la confrontada visión de un personaje enclaustrado frente a un mundo secular y abierto. Por otro, estudiar si los conocimientos tienen repercusión real en la sociedad secular o si establecen dicotomías entre estas dos civilizaciones tan diferentes. El tema ciencia frente a religión es otra interesante reflexión y más si la política es una cuña que trata de mover la balanza hacia su lado.
ACIERTOS …
Dejando a un lado la gran originalidad de la novela y el trasfondo que se adivina, un acierto importante de Anatema es el cambiar la perspectiva del lector con mucha facilidad. Stephenson plantea toda la atmósfera del interior de los concentos y la labor de los avotos, e, irremediablemente, traslada al lector a una atmósfera medieval. Pero luego, al describir los adelantos científicos que ocurren y han ocurrido durante siglos en el mundo de Arbre, la perspectiva cambia.
De esta manera, usando, la terminología de Stephenson, se nos describe elementos como coches a combustión, programas de televisión o internet entre otras cosas.
También se nombran cultivos modificados genéticamente para proporcionar alimento o una planta que produce hojas de papel muy apreciados por los avotos.
… Y ERRORES
En la parte contraria, Stephenson peca de sobreexposición cuando trata temas filosóficos. Podría llegar a parecer un ensayo novelado al fiar casi toda la novela al desarrollo de conceptos filosóficos existentes en nuestro mundo, pero reinterpretados, dejando más abandonada la narración continuada.
Este estilo narrativo motiva que el autor insufle cierto aire de arrogancia en Anatema, queriendo demostrar que se ha documentado mucho (gran acierto), pero queriendo demostrar que sabe muchos datos y nos va a hacer partícipes de ellos avasallándonos con una catarata de información que, a lo mejor, no es tan necesaria.
Finalmente, pero más nimio, y que he explicado anteriormente, es la introducción del lector en el universo de Anatema sin red seguridad. Obliga al lector a un esfuerzo en las primeras páginas que son cuando debe gustar o no un libro para acabar de entrar en él. Por un lado, es un buen ejercicio de narración y que al lector no nos den masticada la obra, pero con ideas que trata, una vez llegado al primer tercio y entendiendo lo que nos quiere explicar, se han desperdicio muchas páginas al inicio y conceptos que hemos perdido por el camino.
FINALMENTE …
¿Es Anatema una obra recomendable? La respuesta es sí, pero, como decía al inicio, con reservas y más para lectores que tengan un bagaje y fuerza de voluntad para enfrentarse a esas primeras páginas sin abandonar el libro.
Su trama es de ciencia ficción, pero con un desarrollo y creación de un universo muy original y trabajado por el autor.
En ciertos aspectos puede asemejar a obras de Umberto Eco como En Nombre de la Rosa o El Péndulo de Foucault, al utilizar una trama, histórica en este caso, para insertar conceptos filosóficos y un entorno de verosimilitud y encaje de ideas que el autor quiere plasmar en la obra.
Anatema es un libro extenso, sus más de 700 páginas hacen que su lectura sea lenta, al principio, sobre todo, pero la propia narración da ciertos saltos que aceleran el proceso. También hay momentos donde hay frenazos coincidiendo en los tramos de circunloquios filosóficos. Estos puntos no molestan per se. El problema es cuando algunos de ellos se reiteran.
Por lo demás, Anatema es un buen primer paso para entrar en otras obras más complicadas y enrevesadas de Stephenson como el llamado Ciclo Barroco, Criptonomicrón o la maravillosa Seveneves. Una idea atractiva y con un universo alrededor complejo y atrayente.