Lobezno: El Viejo Logan. Western postapocalíptico
El Viejo Logan es uno de esos comics imprescindibles, no sólo del personaje de Lobezno, si no de la historia más reciente de Marvel. Mark Millar, autor que ya experimentó con el mutante de garras adamantium en Ultimate X-Men, se reservó un arco fuera de continuidad para crear una historia de redención del personaje después de un evento catastrófico como pocos.
El resultado es una obra con ecos cinematográficos evidentes y que constituye, a mi modo de ver, la opus magna de Millar ayudado por los dibujos de un inconmensurable Steve McNiven.
EL VIEJO LOGAN Y EL UNIVERSO ALTERNATIVO
La historia nos ubica en un universo alternativo donde hace 50 años sucedió lo imposible: Todos los villanos se aliaron para exterminar a casi todos los superhéroes y repartirse el pastel.
Lobezno ha sido uno de los supervivientes, pero los eventos comentados le afectaron de tal manera que lleva 50 años sin sacar las garras y viviendo de manera semiclandestina cuidando de su familia y granja.
Los antiguos Estados Unidos se han dividido en 4 zonas bajo el mando de un villano: Cráneo Rojo, Kingpin, Doctor Muerte y, curiosamente o no tanto, Hulk.
EL VIEJO LOGAN: ECOS DE SIN PERDON
Lobezno, que ahora dice llamarse Logan, vive en la zona controlada por la familia de Hulk, una suerte de paletos del profundo sur que le exigen un alquiler cada vez más elevado por el arrendamiento de las tierras.
Llega un punto donde no puede hacer frente al pago y los Hulk le dan un plazo, dejándole claro que su familia pagará las consecuencias de no cumplirlo.
En este punto aparece un avejentado Ojo de Halcón, ya ciego que le propone una misión: Cruzar juntos el país de costa a costa transportando un cargamento secreto y cobrando un dinero que aliviará su situación.
Así pues, deja a su familia y se embarca en una road movie que les enfrentará a viejos temores, a los traumas pasados y, como no, a un viaje interior.
EL VIEJO LOGAN: MAD MAX POSTAPOCALÍPTICO
El viaje a bordo de un todo terreno propiedad de Spiderman, los lleva a los dos viejos superhéroes a enfrentarse a una serie de peripecias y ver como ha afectado el descontrol y la anarquía a la sociedad en que vivián. La esencia de Mad Max, está más que presente.
En el camino se cruzarán con viejos amigos y enemigos, con elementos venerados, descendientes que no han aprendido la lección, y sobre todo con el epílogo final de muchos héroes.
Mediado el viaje, se nos revelará el trauma que afectó a Logan y que le lleva a optar por el pacifismo pasivo, un trauma que no por inesperado (que no lo es), no deja de tener una fuerza y un impacto potente.
LA VUELTA A LOS ORÍGENES
Como no podía ser de otra manera, producido el desencadenante esperado, Logan debe aceptar que sus tiempo de ver la injusticia campar a sus anchas y su pasividad deben finalizar, marcándose un final de fiesta apoteósico.
Las dos últimas páginas, tanto en composición gráfica como contexto, son de los mejor del cómic, dejando una historia autoconclusiva y con un saber de boca magnífico.
ESTA HISTORIA YA LA HE VISTO
Vale, si, la historia de El Viejo Logan la hemos visto muchas veces y poca de poco original, los giros son más o menos previsibles, pero lo que eleva este comic de Millar y McNiven es el tratamiento de la situación. Los diferentes ambientes que cruzan, cada uno con su propia idiosincrasia y referencia a otros superhéroes y eventos.
Que el pilar central de la historia y la ambientación es el oscarizado western Sin Perdón de Clint Eastwood no es óbice para desarrollar una versión de esta magnífica película en contexto de superhéroes que han sido superados por los acontecimientos. La atmósfera de western crepuscular aparece en toda la obra. Los dos amigos no van a caballo (vale, salvo un par de detalles), ahora se sustituyen por un todoterreno avanzado.
El viaje sirve para recordar viejos tiempos y llegado el caso, que Logan se sincere con Barton, el cual también tiene que pelear con sus demonios más o menos tangibles.
Los sucesivos descubrimientos redondean la historia hasta un clímax final repleto de acción.
EL VIEJO LOGAN, UN VIAJE DE REDENCIÓN
Otra de las lecturas de esta obra es que el propio viaje trans-americano, por decirlo de alguna forma, le sirve a Logan para enfrentarse a los horrores y traumas del pasado. El hacerlo en compañía de un amigo hace más fácil esta introspección y que pueda aflorar el nudo interior que lo atenaza.
También la fuerza de voluntad para no utilizar sus garras durante el viaje a pesar de enfrentarse a situaciones de vida o muerte cumple dos objetivos: Mantener el autocontrol de Logan y hacer que nos deleitemos con las escenas de lucha no exenta de violencia, de un Barton que, aunque ciego es capaz de encargarse de los problemas por los dos.
La aparición tanto de viejos héroes como villanos fuera de contexto por así decirlo, es un aliciente más de El Viejo Logan, sirviendo para experimentar un cierto What if?
El final, con un Logan desatado y que vuelve al papel de fuerza desatada de la naturaleza es todo un ejercicio de narrativa visual donde McNiven derrocha todo su talento.
MARK MILLAR Y STEVE MCNIVEN
Guionista y dibujante ya habían trabajado anteriormente en Nemesis (recomendable) o Civil War, uno de los últimos pelotazos de Marvel (al menos esta parte), obviaremos Civil War II con un Bendis en horas bajas.
En el haber de Millar está el coger una historia manida y llena de referencias, pero dándole un toque actual, violento y depresivo en casi su totalidad.
El retrato que hace Millar de Logan como alguien viejo, cansado, hastiado de la vida y cuyos demonios y traumas pasados le han pasado también una factura a nivel físico es uno de los grandes encantos de este cómic.
Millar abusa de una violencia y excesos en sus obras, El Viejo Logan no es una excepción. Estos giros sirven en muchos casos para apuntalar perfectamente la idea, pero también es cierto que ese exceso en algunos casos (como el final) parece colocado de manera gratuita como una provocación al lector y enmarcarlo en el estilo de Millar más que en dar contexto a la obra.
En cuanto al dibujo, McNiven da lo mejor de sí con una narrativa visual en las escenas de acción cargadas de violencia, sangre y vísceras. El dinamismo de estas escenas apoya el relato de Millar y transmite toda la opresión y pesimismo que van impregnando las páginas. También es muy cuidadoso y detallista en los fondos y en crear la atmósfera decadente y crepuscular que la narración está pidiendo.
Los rostros muestran el cansancio de los héroes, el resultado de los años y sufrimientos pasados, así como las ciudades derruidas. Un caso perfecto de dibujo puesto al servicio de una idea.
LA TRAMA DE LAS TIERRAS BALDÍAS
El éxito de El Viejo Logan impulsó una serie de continuación, primero con Jeff Lemire y Andrea Sorrentino y posteriormente con otros autores. No la he seguido y no puedo opinar. También se han realizado una serie de spin-offs centrados en este arco de universo alternativo postapocalíptico y uno de ellos, El Viejo Ojo de Halcón sigue una línea muy similar a este y es bastante disfrutable. También existe otro spin-off basado en El Viejo Quill, ambos de Ethan Sacks al guion y Marck Checchetto y Robert Gill a los lápices respectivamente.
CRÍTICA FINAL
La ventajas que tiene la lectura de El Viejo Logan es que es una historia al margen de cualquier continuidad y por tanto puede leerse de manera independiente. Una obra autoconclusiva, con bastantes clichés pero narrada con un ritmo perfecto y con las dosis (hasta cierto punto justas) de violencia y exceso.
Totalmente recomendable para disfrutar de una variante de uno de los personajes más queridos del universo Marvel.