Carl el Mazmorrero I, Matt Dinniman. LitRPG y un reality show mortal.
Carl el Mazmorrero ha supuesto mi primer acercamiento a un género de novelas que desconocía, el denominado LitRPG o, traducido, juego de rol literario. En lugar de crear un mundo de fantasía típico, como en Dragonlance, este tipo de historias toma las mecánicas de un juego de rol (habilidades, niveles, estadísticas) y las convierte en la base de la trama.
Desconozco otros títulos de este género y el tratamiento que le dan a la historia, pero esta saga de Carl el Mazmorrero, si por algo se caracteriza, además de ser casi una partida de rol en tiempo real, es por el humor, en muchos casos negro, y un desenfado total.
EL COMIENZO… ¿CÓMO EXPLICARLO?
Voy a ser sincero en este punto. Comencé a leer Carl el Mazmorrero por el hype en redes sociales, no me escondo por ello, y porque he sido jugador de rol y es un género que me gusta también a nivel literario.
Como decía antes, el humor es uno de los puntos fuertes de la historia, y, sin embargo, cuando el autor nos describe el desencadenante de todo esto, no pude dejar de levantar una ceja al ver la copiada, que no guiño, al inicio de Guía del Autoestopista Galáctico de Douglas Adams. De hecho, dejé la lectura durante unos minutos. “Mal empezamos”, pensé.
Pasado ese bache, me empecé a sumergir en la novela y ya no pude parar.
EL IMPARABLE FENÓMENO DE LA SAGA DE CARL EL MAZMORRERO
Matt Dinniman, el creador de esta saga seguramente no era consciente del impacto que iba a tener cuando comenzó autopublicando una novela tras otra hasta que una gran editorial adquirió los derechos de las seis primeras. Actualmente hay publicadas siete y la octava está prevista para el año próximo. En España, la segunda novela se publicará en Octubre.
CARL EL PAGAFANTAS Y PRINCESA DONUT
La novela está narrada en primera persona, desde el punto de vista de Carl, un ex miembro de la Guardia Costera que tiene que cuidar de la gata de su novia, la cual le está poniendo los cuernos con su ex.
Líos amorosos aparte, Carl y la gata no se llevan nada bien. Princesa Donut es una gata de concurso de belleza que acumula varios premios y una forma de encabronar a Carl es salir por la ventana y encaramarse a un árbol en una helada noche.
Carl debe salir a rescatarla … con unos boxers, una chaqueta de cuero y unas crocs. Y entonces se desata el caos.
EL PECULIAR DESENCADENANTE
Resulta que una raza alienigena nos cuenta que como no les hicimos caso a sus avisos (hace unos miles de años atrás, claro), nos han escogido para su entretenimiento lúdico. (Que fusilada Matt Dinniman, que fusilada).
En apenas un segundo, todos los edificios del mundo se derrumban hasta desaparecer, matando a todos los que se encuentran en su interior. Lo que queda se recicla para crear una mazmorra de 18 niveles que ocupa todo el planeta.
Inmediatamente después, Carl descubre que ahora forma parte de un programa de televisión alienígena. Un juego de supervivencia y donde los escasos humanos que quedan deben adentrarse en la mazmorra y luchar para sobrevivir mientras van avanzando niveles.
Y CON ESTOS MIMBRES COMENZAMOS A TIRAR LOS DADOS
A partir de que Carl y Princesa Donut entren en la mazmorra, los amantes de los juegos de rol van a sentirse como en su casa.
Ambos van a adquirir habilidades, la gata podrá hablar, razonar y pelear (muy necesario para el desarrollo de la historia y los diálogos entre ella y Carl). Y recompensas en base a puntos de experiencia y ganar cajas con objetos en su interior.
Una voz a modo de Dungeon Master, les va informando de las recompensas y de las primeras instrucciones dentro de la mazmorra.
¡LOGRO DESBOQUEADO! Lobo solitario. Has entrado en la mazmorra sin acompañantes humanos. ¿Nadie te ha enseñado que la unión hace la fuerza? RECOMPENSA: ¡NINGUNA! ¡Ja, ja! Hueles a muerte desde aquí, joder.
No puede faltar las zonas seguras para descansar y revisar las recompensas, y que tienen a un PNJ (personaje no jugador para los profanos), que les va a ayudar de manera más completa y siempre hasta donde las normas de juego le permiten.
Al estilo clásico de cualquier juego de rol de mesa, los personajes tienen un inventario ilimitado, lo que significa que pueden cargar con todo lo que pillen, guardarlo en su inventario y sacarlo cuando lo necesiten. Están en el primer nivel de la mazmorra con túneles, puertas secretas, habitaciones misteriosas y un montón de monstruos—en serio, muchos monstruos. Y, como en todo buen juego de este tipo, hay una cuenta atrás para encontrar unas escaleras que los lleven al siguiente nivel, donde las cosas se ponen más complicadas. Si no logran encontrar la salida a tiempo, el nivel se derrumba y adiós muy buenas. Y ni hablar de las infinitas formas en las que pueden terminar muertos. Eso es básicamente de lo que trata todo el libro.
El viaje está lleno de encuentros arriesgados, rompecabezas que te hacen rascarte la cabeza y, por supuesto, monstruos a los que enfrentar. Cada vez que ocurre algo, el lector recibe las estadísticas de los personajes en tiempo real. Además, la famosa alocución va dejando caer perlas cargadas de sarcasmo. Tras el primer susto, Carl y Donut empiezan a hacer un equipo muy curioso, que resulta ser sorprendentemente efectivo en este juego mortal en el que están atrapados.
En cada nivel disponen de un tiempo, cada vez menor, para descubrir las escaleras que bajen al siguiente, antes e que el nivel colapse.
LO MÁS PARECIDO (CASI) A UNA PARTIDA DE ROL
Uno de los éxitos de esta saga de Carl el Mazmorrero ha sido no circunscribirlo a una partida clásica de rol en un mundo de fantasía. Ha tenido la habilidad de colocar el rol dentro de una historia de ciencia ficción. Y, además, ir más allá con toda la cobertura de un show televisión intergaláctico en tiempo real, con seguidores, patrocinadores, programas de entrevistas …
Aparte, Dinniman integra los puntos clásicos de un juego de rol en esta pesadilla actual con trazas de comedia absurda. Por ejemplo, Carl no va a tener, de momento, una brillante armadura o luchar con una espada y escudo. Su habilidad va a ser, peculiar, por así decirlo. Algunos de los monstruos de la mazmorra, como es el caso de los goblins, van a interactuar con Carl y Donut.
Los monstruos, al principio van a ir desde los clásicos goblins con sus explosivos y vehículos de opereta, a llamas con drogodependencia. Muy loco todo.
También van a tener tiempo de conocer a otros humanos encerrados como ellos en la mazmorra, lo que va a dar lugar a una serie de subtramas, aún abiertas y que dejan su posible desenlace en una gran incógnita. Dinniman, en este punto, ha tirado de humor negro, sí, pero tambien de un poso de seriedad reflexiva que es muy de agradecer.
LATE NIGHT SHOW
El gran elemento disruptor de Carl el Mazmorrero es que toda la historia gire como un show televisivo de supervivencia. Al público y presentadores no les importa el bienestar de los humanos que pelean por su vida, sólo quieren ver espectáculo. Es un ejemplo de los gladiadores romanos o, más cercano en el tiempo, la novela The Running Man de Stephen King (pronto una nueva versión en los cines tras la ochentera de Arnold Schwarzenegger,) y por supuesto la saga de Los Juegos del Hambre.
El programa de entrevistas con público al más puro estilo televisivo actual, enfatiza el sentido de lo absurdo por la ligereza del trato por parte de los aliens, y de la situación límite de los jugadores.
PERSONAJES TÍPICOS PERO NO TANTO
En las primeras páginas podríamos tomar a Carl por un fracasado. Su mala suerte a la hora de adquirir las primeras habilidades en l mazmorra pueden hacerlo pensar. Pero Dinniman nos aclara que Carl ha sido jugador de rol. Por lo tanto, se hace cargo de la situación al instante.
Princesa Donut constituye un buen contrapunto a Carl. Aprovecha cada ocasión para demostrar sus tablas frente a la pantalla y seguir humillando a Carl con sus mejores puntuaciones. En el transcurso de la novela, su relación mejora hasta tener dos personajes que se acoplan perfectamente y sufren una evolución positiva.
Aunque tarden bastante en interactuar con otros personajes (exceptuando el PNJ que les sirve de consejero), la profundidad de estos secundarios me ha sorprendido para bien. Todos desarrollan una subtrama interesante a futuro con ramificaciones interesantes.
CRÍTICA FINAL
Si eres jugador de rol, con Carl el Mazmorrero vas a amar las referencias, los giros a tropos clásicos, y la manera en que Dinniman les da la vuelta a los clichés del género. El sistema del juego dentro del libro es ingenioso, aunque, es verdad que a veces es algo repetitivo.
¿Jamás has lanzado un dado de 20 caras? ¿No distingues un orco de un troll? ¿Sabías que el Carisma el sólo un número a añadir a tu tirada? No importa. Este libro te lo explica sin aburrirte, y lo hace mientras te lanza monstruos, trampas y chistes irreverentes y absurdos. Aunque alejados del género LitRPG, las semejanzas, sobre todo, humorísticas y de retorcer clichés se pueden encontrar en obras con Tres enanos y pico, de Angel Sanchidrián o El ladrón de lengua negra, de Christopher Buehlman.
En definitiva, una apuesta divertida y entretenida con una larga continuación y que ya estoy esperando las siguientes entregas para disfrutar de las aventuras de Carl y Princesa Donut en una mazmorra poco convencional con un trasfondo entre absurdo y apasionante.
