Los diarios del Matabot 2: Condición Artificial
Vamos con la 2º entrega de la saga del Matabot de la autora Martha Wells. Una historia que me sabido a poco con el antecedente de la primera entrega: Sistemas Críticos. Aún no he tenido ocasión de visualizar la serie que está emitiendo AppleTV. Habrá que ponerse a ello.
UNA CRÍTICA PREVIA
Hay varios factores que se han juntado aquí para bajarme el entusiasmo por esta saga del Matabot.
En primer lugar, la edición y el precio. Los dos relatos publicados del Matabot los he adquirido en formato electrónico, pero aun así hablamos de novelas cortas, apenas superan las 150 páginas, y que se leen en una buena tarde sin ninguna dificultad.
El problema viene por el precio (tanto en digital como físico), por una novela corta, que, supongo, se publicará en recopilaciones cuando se pongan al día con el ritmo de publicación de las 7 novelas actuales. Es decir, un libro físico de unas 600-700 páginas (para las 3 o 4 primeras, algo habitual ahora, pero que difícilmente se venderá por la suma del precio de cada una de ellas (17€ en físico y 7€ en digital).
LA SAGA DEL MATABOT, CONTEXTO
Tratándose de una saga, esta nueva entrega es una continuación directa de la novela previa. Por lo tanto, es recomendable entrar con un bagaje previo para entender, tanto los antecedentes de la historia como, más importante, la personalidad del propio Matabot.
De todas formas, la estructura del relato en forma de episodio de inicio y conclusión, tampoco creo que suponga un problema como historia de entrada.
El Matabot es un SegUnidad. Un androide con parte biológicas que trabaja para compañías de seguros que patrocinan cualquier tiempo de misión en el espacio: exploración, colonización, tareas mineras, etc. Debido a una catástrofe anterior en la que murieron varios humanos, el circuito de control que se encarga de obedecer las órdenes humanas, está desconectado y parte de su memoria borrada. Por ello, el androide tiene libre albedrío y actúa según su conciencia. Que se autonombre Matabot es el resultado lógico.
Este hackeo es secreto, lógicamente, ya que a nadie le gusta tener por ahí a una máquina de matar descontrolada.
Ahora, tras el final del primer libro, el Matabot decide regresar al escenario de la catástrofe para averiguar realmente que ocurrió.
UNA INVESTIGACIÓN Y UN ALIADO CONVENIENTE
La única forma de llegar es hacerse pasar por humano modificado y viajar a bordo de cargueros automáticos. Precisamente, el carguero que aborda dispone de una inteligencia artificial bastante peculiar a la que acaba nombrando TIP a modo de acrónimo de un cierto insulto.
TIP ayudará al Matabot durante la infiltración en la estación espacial donde se encontraba la explotación minera origen de sus traumas.
Para superar el último filtro de acceso debe hacerse pasar por humano, con lo que acepta una oferta como guardaespaldas.
La oferta es hecha por un grupo de trabajadores que hicieron un descubrimiento de tecnología alienígena y su contratista acepta devolverle los ficheros a cambio de sus primas. Su misión es acompañarlas en la reunión para tratar la transacción.
A partir de aquí, la historia corre en paralelo con la misión del Matabot como guardaespaldas y la propia investigación de su pasado. Los momentos de acción se aceleran, algunos trufados de clichés, pero bastante bien desarrollados, con agilidad y buena narración, pero, demasiado obvios y con poca tensión.
Y aquí es donde esta novela, a mi parecer, patina con respecto a la primera.
DEMASIADAS CONVENIENCIAS
Desde el comienzo de esta novela, el matabot debe enfrentrarse a scaneos, escrutinios y verificaciones, pero lo solventa con hackeo tras hackeo sin despeinarse. Cuando se alía con TIP, es un jolgorio en este sentido. ¿Qué hay cámaras en el puerto espacial? Las hackeo 0,01 segundos y ese desfase oculta mi rastro. ¿Qué el Matabot necesita operaciones quirúrgicas rápidas para aumentar el porcentaje de partes biológicas de su cuerpo? La nave dispone de un quirófano equipado para casi cualquier cosa. ¿Qué mandan un malware para sabotear una lanzadera? La IA de la nave se cuela a través del Matabot y la aparca sin ningún percance. ¿Qué otra lanzadera donde viaja el Matabot hace una ruta no programada? La Ia de nuevo falsifica el manifiesto de capitán y convence a las autoridades. ¿Qué hay que eliminar rastros de sangre o presencia de tal o cual personajes en registros? A la IA o el Matabot les sobra una mano para hacerlo.
Para mi gusto, es todo demasiado fácil, no hay una pizca de tensión sobre que va a salir mal, todo viene convenientemente rodado. Si añadimos las capacidades físicas y de armamento del Matabot, donde, sin despeinarse se ocupa de cualquier humano armado o de androides con cierta especialización, La capacidad de curiosidad ante la siguiente línea cae dramáticamente.
CRÍTICA FINAL
Si lo comparo con la anterior novela del Matabot, Condición Artifical es bastante peor en todos los aspectos. Vale, hemos perdido la capacidad de asombro de la construcción del personaje y sus peculiaridades. Continuamos con la narración en primera persona que implica ver la realidad desde la perspectiva de un androide. Su obsesión por los docudramas espaciales. Pero, aún así, en Sistemas Críticos había sensación de que los problemas iban a costar bastante para ser resueltos. Tenía más acción y tensión, también bastante humor negro. Aquí llega en cuentagotas y sólo centrado en las interacciones entre TIP y el Matabot. Esta historia es casi un divertimento para el Matabot, no tiene rivales ni peligros acuciantes. Me ha parecido una novela donde la autora ha puesto el piloto automático y siguiendo los tropos expuestos en la anterior novela, hilvanar algo con poco riesgo, tanto para el personaje como para la propia complejidad de la historia.
De cualquier forma, le seguiré dando una oportunidad a la siguiente entrega.
