Elantris, la puerta de entrada al Cosmere
Brandon Sanderson es considerado un referente en la moderna literatura fantástica, y Elantris fue su carta de presentación para los fans. Una novela fresca y original que da inicio al universo del Cosmere y las subsiguientes sagas que ha ido tejiendo el autor.
Hablar de Elantris es hablar de una novela que sorprende. A primera vista podemos considerarla una novela más de fantasía, pero está repleta de elementos originales que la hacen destacar por encima de la media, profundizando en temas de historia, costumbres, mitología o magia y dando muestras de un trabajo de documentación y de creación de un fondo narrativo donde asentar adecuadamente la novela.
Sin este poso, la historia podría ser muy lineal y previsible, pero según vamos avanzando, se nos van dando datos que redondean la narración y hace que nos sumerjamos perfectamente en la historia.
SINOPSIS
Elantris fue durante años la gloriosa capital del reino de Arelon. Una ciudad repleta de maravillas y en las que sus orgullos habitantes eran considerados dioses por su inmortalidad y el fantástico uso de la magia que embellecía la ciudad y daba prosperidad a todo el reino.
Todo esto lo lograba el Sharod, una transformación que afecta aleatoriamente a cualquier habitante del reino, haciendo que su piel pase a ser plateada y sus cabellos blancos, adquiriendo el poder mágico y convirtiéndose, de facto, en habitantes de Elantris.
Pero diez años atrás una desgracia cayó sobre Elantris: sus habitantes han sufrido una transformación, el Reod, perdiendo su poder mágico y convirtiéndose en muertos en vida que deambulan por la ciudad, conservan su inmortalidad, pero han perdido sus cabellos y aparecen manchas en la piel, no necesitan comer, pero pasan hambre y sus heridas no curan.
Elantris se ha convertido en una ciudad fantasma sólo habitada por los elantrinos malditos y aquellos del reino que adquieren esta desgracia.
Uno de ellos es Raoden, el príncipe heredero y en cuya persona recaen las esperanzas de su pueblo para un gobierno más justo. Para ocultar la maldición y posterior destierro a Elantris, se finge su muerte, creando un problema diplomático, ya que la princesa Serenne, su prometida llega desde Teod, el reino vecino para casarse con el príncipe encontrándose con que es viuda. Lejos de volver a su reino, decide quedarse dado el caos reinante en Arelon y tratar de averiguar la verdad sobre el “fallecimiento” repentino de su prometido.
Ese caos viene generado, en parte, por la presencia de Hrathen, un embajador y sacerdote del reino de Fjordell que, entre bambalinas, intriga para someter a Arelon y Teod a su emperador y religión.
Raoden, una vez en Elantris, trata de localizar el origen de la maldición para tratar de volver a recuperar la gloria de la ciudad.
ESTRUCTURA
Lo que impacta de Elantris, y en general de los libros de Sanderson, es la cuidada ambientación. No se contenta con colocar a los personajes en un contexto histórico o cultural, si no que crea todo un entramado social, describiendo las costumbres de cada reino, su complicada religiosidad, su sistema político con las relaciones entre diferentes estamentos.
La utilización de muchos términos y nombres, al principio puede desconcertar, pero también es una buena excusa para sumergirse en su lectura y empatizar mejor con la historia.
Tanto en los puntos anteriores como en la creación de los elementos mágicos que están presentes en la novela, es donde el autor demuestra la gran imaginación e inventiva que posee y que plasma en su novela.
La magia en Elantris se basa en los Aones, una especie de runa cuyo dibujo de diferente longitud y tamaño desencadena el conjuro que permite curar o crear objetos a voluntad.
Tras el Reod, los elantrinos son capaces de dibujar los Aones pero el poder ha dejado de fluir, y el averiguar la razón y corregirla es el propósito del príncipe Raoden en su exilio en la ciudad maldita.
Elantris está narrada en tercera persona y desde el punto de vista de sus tres personajes principales: Raoden, Serenne y Hrathen, alternándose en cada capítulo. Me parece un acierto para que el avance la novela no se ciña a un cambio de escenario y un único enfoque, es de esta forma como mejor apreciamos a los personajes.
PERSONAJES
La construcción de los personajes es magnífica, su evolución es constante en el libro y podemos ser capaces de entender sus motivaciones y anhelos. Por colocarnos como los “buenos” a Raoden y Serenee, podemos empatizar con ellos rápidamente, pero también el embajador Hrathen da bastante juego.
Raoden se nos muestra como alguien muy decidido y positivo, que lejos de desesperarse por la desgracia que le ha caído encima, trata de organizar el caos reinante en Elantris y buscar y resolver la causa del problema.
Pero si un personaje se lleva la palma es Serenne, la princesa de Teod. Ha acudido a Arelon para hacer efectivo el compromiso matrimonial en ambos reinos y se ha encontrado con la etiqueta de “viuda regia”. Lejos de volver a su reino o adoptar un papel pasivo en la corte, sus carácter decidido y dotes de diplomacia, la hacen inmiscuirse en los entresijos de la política de Arelon para desbaratar los planes de Hrathen y tratar de recuperar a su prometido de la maldición de Elantris.
CRÍTICA
Todo en Elantris es destacable a favor de una gran novela, larga eso sí, como nos tiene acostumbrados Sanderson, pero que se lee muy fluidamente, sin altibajos y aumentando el hype según vamos devorando páginas.
No es una simple historia, es la descripción de un completo y complejo universo en el que es, a posteriori, más fácil insertar otra historia al haber creado un marco de referencia que ya es conocido por el lector.
No estamos ante la novela típica de fantasía del héroe a la búsqueda de un destino y que tiene que capear contra las fuerzas del mal. Estamos ante una novela con una nada desdeñable carga dramática y donde la evolución de los personajes es un pilar fundamental.
En definitiva, Elantris, es la perfecta puerta de entrada al Cosmere, el universo creado por Sanderson y, desde aquí, saltar a otros apasionantes mundos, como la trilogía de Nacidos de la Bruma y su posterior secuela, o la magna obra, por volúmenes que la componen o compondrán, El Camino de los Reyes.