Dune, 1ª parte. Villeneuve lo ha vuelto a conseguir
Por fin llegó el momento, el estreno de Dune, de Denis Villeneuve. Primera parte del primer e icónico libro de Frank Herbert y con una segunda parte, por desgracia, a expensas del éxito en taquilla de este estreno.
VILLENEUVE, UN PULSO AL MÁS DIFÍCIL TODAVÍA
Denis Villeneuve tiene en su haber una serie de películas con un argumento y puesta en escena arriesgados. La Llegada, a partir del magnífico relato corto de Ken Liu, plantea una historia compleja en el papel, pero que es bastante más complicada en su traslación al lenguaje cinematográfico. En el relato, el uso de tiempos verbales hacen que el lector comience a sospechar la verdad y su aplicación a la pantalla requiere de una sensibilidad y buen hacer de los que pocos directores actuales pueden presumir.
Blade Runner 2049 también suponía un gran reto como era continuar una película de culto, dotarla de cierta atmósfera continuista y explorar más allá. De ambas salió bastante airoso.
EL SALTO MORTAL CON DUNE
Con Dune la dificultad aumenta bastantes grados. La novela plantea una historia densa y compleja. Con una gran cantidad de personajes, facciones enfrentadas y un rico universo que rodea el conjunto
En general, trasladar una obra literaria a la gran pantalla es complicado. Una novela deja mucho espacio para la imaginación del lector, tiene unas pautas distintas al lenguaje visual. Además nos permite tirar unas páginas atrás para releer un pasaje que no nos ha quedado claro.
Una película basada en un libro no puede hacer todo esto, y en Dune el tema se complica al tener que explicar conceptos y situaciones mediante imágenes o acudir a trucos como monólogos o diálogos forzados que en la mayoría de los casos quedan mal.
Otra solución es obviar la mayoría de las explicaciones y dar al espectador una claves básicas que le ayuden a navegar junto a los lectores del libro y gente más conocedora de todo el universo Dune. Ese es el camino utilizado muy acertadamente por Villeneuve en esta película.
PROBLEMA
El principal hándicap con el que se puede encontrar el espectador que, sobre todo no haya leído el libro, o no haya visto la versión anterior de David Lynch, es la información abrumadora que se le presenta o se le deja intuir.
Es evidente que la complejidad de la trama, la cantidad de facciones, personajes y juegos de poder que incluye Dune, obligan a un cierto bagaje de conocimiento para evitar que se escapen ciertos datos.
¿Es necesario este bagaje?, después de ver la película, he de decir que posiblemente no. Antes de su visionado lo creía fundamental para entender todo el contexto, pero Villeneuve, muy hábilmente, ofrece la información necesaria para que el espectador entre con relativa facilidad en la historia. Al espectador que llega con conocimientos previos de este universo, esa información se le obvia de momento. Me parece bien al simplificar perfectamente el difícil proceso de transcribir un texto al lenguaje cinematográfico.
De esta forma, Villeneuve no se ha entretenido en explicar todo el sistema político imperante en el universo Dune. Se sabe que hay un emperador y unas casas a modo de sistema feudal. Todo el entramado del Landsraad, la CHOAM y el equilibrio de poderes entre las casas se deja de lado y a que el espectador vaya atando cabos.
Lo mismo ocurre con toda la mística de la Bene Gesserit, la Cofradía Espacial o los Mentat. El director da las pinceladas justas para que el espectador “profano” no se pierda excesivamente, y si quiere profundizar más en estos temas, que acuda al propio libro (la mejor opción). Aunque también pueden dar un vistazo a esta serie de tres entradas en mi blog: primera, segunda, tercera, sobre varios aspectos del universo Dune.
CAMBIOS CON LA VERSIÓN DEL DUNE DE DAVID LYNCH
Evidentemente, cualquier película es hija de su tiempo y con esa perspectiva tenemos que verla.
Uno de los primeros detalles que encontramos es que Villeneuve ha quitado la introducción por parte de la princesa Irulan y que ponía en contexto la historia. Un recurso que también aparece al principio de cada capítulo en el libro. En su lugar vemos y oímos a Chani contar como es Arrakis y la ocupación por parte de los Harkonnen y su posterior retirada a la espera de sus nuevos amos.
También nos ha ahorrado la figura del emperador (por ahora), y todo el plan orquestado para dar el feudo de Arrakis a los Atreides y montar la traición.
Ahora vamos a ver la firma de la concesión en Caladan y los diálogos donde todos los componentes de la casa Atreides saben que van hacia una trampa, pero su estricto código de honor les hace aceptar una orden imperial.
El barroquismo de los escenarios internos también se ha abandonado por uno más adustos y minimalistas, ayudando a centrarse en las reacciones de los actores.
Ésta cobra especial relevancia en nuestro primer contacto con el planeta Giedi Prime y el barón Harkonnen. Una secuencia que deja bien a las claras quién es el villano y su imponente presencia.
Otro cambio importante es la no verbalización de los pensamientos de los protagonistas. Este recurso es muy empleado tanto en el libro como en la película de Lynch. Una forma de dejar claro lo que pasa por la cabeza del personaje ante una situación dada y que puede ayudar al espectador a entender lo que ha pasado.
Ejemplos de esto nos los encontramos con la actuación de lady Jessica cuando Paul está siendo sometido al Gom Jabbar. En la película de Lynch escuchábamos los pensamientos de preocupación de su madre. Villeneuve, en cambio, nos muestra mediante los gestos de Jessica, el sufrimiento que padece su hijo. No nos hace falta que nos lo verbalice, viendo a la actriz cuadramos perfectamente la situación.
DISEÑO DE PRODUCCIÓN
El diseño de producción es una de las piedras angulares que hacen de esta versión de Dune una experiencia única.
Cualquiera de estas disciplinas está a un nivel soberbio y engrandece la película.
FOTOGRAFÍA
En el tema de la fotografía, por ejemplo, está muy logrado el contraste del Caladan lluvioso, gris y apagado en contraste con el Arrakis anaranjado, brillante y luminoso.
Los interiores saltan del barroquismo de Lynch a una decoración minimalista, fría en muchos casos, pero que acentúan enormemente que la atención del espectador descanse sobre los personajes.
Los interiores del palacio de Arraken con paredes desnudas y por donde se filtra la claridad externa, los murales con dibujos de los gusanos, o en el caso contrario, la sobriedad del palacio Harkonnen que aporta su nota tétrica de oscura desnudez.
Las escenas en el desierto profundo muestran toda la desolación de los grandes desiertos
NAVES Y VESTUARIO
Las naves de la Cofradía guardan cierta semejanza con el Dune de Lynch, así como las naves de desembarco. Todo el diseño de las cosechadoras y de los ornitópteros, está conseguidísima, dotando de una aeronáutica muy bien trabajada.
El vestuario de los Atreides también bebe del Dune previo y las tropas Sardaukar, sin tener un diseño amenazante, si que muestran un uniforme algo más real que, el algo ridículo diseño anterior.
Donde el vestuario se corona, es con los destiltrajes Fremen y, sobre todo, con los Bene Gesserit. Su entrada, de noche, con lluvia y con un traje ascético total, dan una imagen de temor muy lograda.
MÚSICA
Este subapartado es otro de los grandes aciertos. Estamos hablando de una banda sonora compuesta por el gran Hans Zimmer. Un compositor que había trabajado en prácticamente todas las películas de Nolan y renunció a crear la música de Tenet para centrarse en Dune.
El resultado es el esperado en Zimmer con sus muros de sonido, una sonoridad apabullante para las escenas épicas. Unos tonos arábigos cuando la acción se traslada a Arrakis para acentuar las imágenes del desierto junto a unos coros, femeninos sobre todo, crean una atmósfera totalmente inmersiva.
PERSONAJES
El casting de Dune es de primer nivel, y ciertamente, muy complicado reunir hoy por hoy este elenco en una sola producción. No hay ningún actor o actriz que desentone en el conjunto. Más bien, hay una serie de actores que están sublimes.
CASA ATREIDES
En un nivel muy alto, Timothee Chalamet y Rebecca Ferguson como Paul Atreides y Lady Jessica. El primero frente a un papel complicado y que tenía que dotar de ciertos matices a lo largo de la película y del que sale más que airoso. Por otro lado, Rebecca Ferguson que siempre muestra esa mirada entre lánguida y fría pero que adivina un personaje poderoso detrás.
Siguiendo con los Atreides, Oscar Issac y Josh Brolin como el duque Leto y Gurney, también recrean perfectamente a sus personajes. Un duque orgulloso, que tiene claro su linaje y el puesto que ocupa, pero que también es capaz de ver una traición y buscar las mejores formas de contrarrestar el destino de su casa. Y Gurney como soldado experimentado y frío pero que salta cuando recuerda lo traicioneros que son los Harkonnen y lo que le hicieron pasar.
Jason Momoa como Duncan Idaho, se come muchas de las escenas con el resto de sus compañeros de reparto. La energía y amenaza que aporta su mirada, junto a las escenas de lucha son otro de los puntos fuertes de Dune.
CASA HARKONNEN
En el bando Harkonnen, la figura del barón por parte del siempre solvente Stellan Skarsgard ofrece la dosis justa de personaje a temer sin caer en el absurdo de su gordura. No necesita frases histriónicas para infundir miedo, una simple elevación desde su altar, un pasar la mano por su calva (cual coronel Kurtz en Apocalypse Now), ya deja claro ante qué peligro estamos. A la espera de más personajes de esta casa, que esperemos salgan en la segunda parte … por favor, por favor.
SECUNDARIOS DE LUJO
El personaje del Liet Kynes como la representante imperial pero que acepta las costumbres Fremen, ha sido motivo de cierta polémica por el cambio de sexo del personaje. Personalmente no lo veo mal. Su historia funciona igual siendo hombre o mujer y tampoco supone una blasfemia.
En el bando Fremen, Javier Bardem como Stilgar y Zendaya como Chani, tienen pocos minutos de metraje a la espera de explotar su personaje en la segunda parte … por favor, por favor. Cumplen en ambos casos con unos personajes rudos y salvajes pero a los que adivinamos un código de conducta basado en la fortaleza del clan y la independencia.
ECHO DE MENOS EN DUNE
Hay una serie de puntos sobre los que Villeneuve podría haber hecho algo de hincapié para dejar clara su importancia.
Por un lado la especia. Se comenta que es necesaria para los viajes estelares y que sólo existe en Dune, debería hacer hincapié en la simbiosis del gusano y la especia y su uso por otra serie de facciones como las Bene Gesserit.
La importancia del agua en Arrakis es otro de los puntos fuertes de Dune, y aunque se dan pistas, como el tema de las palmeras y la ceremonia de escupir para saludar a un superior como una forma de desprenderse de un bien necesario como es la humedad, falta algo más de presencia de este punto, sobre todo entre los Fremen salvajes del desierto profundo.
Hay pistas, si, pero al igual que utiliza las Video proyecciones para enseñarnos la flora y fauna de Arrakis, podría haber incluido estos dos temas troncales de Dune.
PÍLDORAS
Hay ciertas escenas dejadas caer por Villeneuve como notas que redondean la historia y contentan al fandom.
Por ejemplo, hay un par de frases míticas del libro que se verbalizan, como el caso de Keynes y su letanía del agua o de Jessica y Paul con el dolor durante el Gom Jabbar.
Otro detalle es la defensa de los Atreides en la escalera cual falange griega con las lanzas, apoyando el origen troyano de la casa.
O la escena, inventada, de la superiora Bene Gesserit con el barón Harkonnen, dejando claro que son un poder en la sombra y su palabra es ley entre las casas.
EPÍLOGO
No hace falta que afirme que me ha encantado la película después de toda la disertación. Fui al cine esperando ver un gran espectáculo visual y sonoro, y sobre todo, una adaptación razonablemente fiel a un texto complicado, y me fui del cine más que satisfecho.
He leído comentarios sobre que Dune sólo es disfrutable para quien haya leído el libro o visto la película de Lynch cuanto menos. No estoy de acuerdo. Esa conclusión lleva a considerar que Dune es una película para un sector de espectadores concreto, los que ya venían con la lección aprendida, y como he dicho al principio, mi percepción es que no.
Dune es muy disfrutable para ese espectador que espera ver reflejados en la pantalla los pasajes leídos, y para el que llega sin saber a que se enfrenta. Villeneuve le ofrece los puntos justos para entrar en la historia y dejarle claro que hay mucho más detrás para que, si es curioso, bucee e indague en una historia atemporal, un clásico de la ciencia ficción que tiene más de intriga, juego de poderes y traiciones de lo que podíamos imaginar.
EL FUTURO?
Esperemos que los buenos datos de crítica, y sobre todo la taquilla, animen a Warner para que Villeneuve dirija y cierra de manera magistral esta gran epopeya.