Piranesi, Susanna Clarke. Una experiencia mágica
Puede que Piranesi, de Susanna Clarke sea la novela más difícil que he tenido que reseñar hasta ahora. No por su complejidad o extensión. Más bien al contrario, es una obra corta, pero con ese toque mágico de algunas novelas que te impulsan tanto a describir totalmente la historia, como callar para que el nuevo lector se adentre en su estructura narrativa.
ANTECEDENTES
Conocía la obra de Susanna Clarke gracias a ese magnífica novela que es Jonathan Strange y el señor Norrell, con un Londres victoriano alternativo donde la magia tiene su razón de ser. La autora dejó pasar unos años hasta ofrecernos Piranesi, y la espera ha valido mucho la pena.
En mi caso, acudí a leerla no sólo por la autora. Las primeras críticas describían una novela diferente, con elementos oníricos y que hacían volar la imaginación. Es cierto que la dejé un tiempo en la pila de pendientes, pero cuando me decidí, fui capaz de leerla de un tirón.
SINOPSIS (O CASI)
Piranesi nos narra la historia de alguien atrapado en un laberinto, un laberinto con entidad propia, y que a diferencia de lo que podía pensarse, no lo ve como una cárcel, si no como su hogar. Un hogar que le da sustento y una vida sencilla. Un inmenso laberinto con él como único habitante sin tener en cuenta las periódicas visitas de El Otro. Alguien que le da ciertas regalías y que parece tener un interés inexplicable por el laberinto y no parece preocuparse por el protagonista más allá de aprovechar su faceta de explorador.
Ciertos detalles y comportamientos de El Otro llevan al protagonista a pensar que hay alguien más en el laberinto.
PERSONAJES EN PIRANESI
EL PROTAGONISTA
No sabemos su nombre, sólo que vive feliz dentro del laberinto con una vida sencilla. Sigue una rutina periódica recogiendo moluscos para alimentarse, agua de lluvia para beber y algas para tejer cuerdas, por ejemplo. Parece haber olvidado todo su pasado y refleja su rutina en una serie de diarios. Cómo ha perdido la noción del tiempo, ordena las entradas según acontecimientos que van ocurriendo dentro del laberinto. Así la acción comienza EL PRIMER DÍA DEL QUINTO MES DEL AÑO EN QUE EL ALBATROS SE POSÓ EN LAS SALAS AL SUROESTE.
LA CASA
El protagonista de Piranesi nombra al laberinto como La Casa. Ésta consiste en una serie interminable de grandes y altas salas repletas de estatuas de diferentes tipo (personas, seres mitológicos, etc). Estas salas se van abriendo a otras nuevas (todas distintas entre sí) constituyendo el propio laberinto.
Las salas están dispuestas, al menos en tres niveles, el más bajo corresponde a salas inundadas por el agua del mar. Se producen mareas periódicas procedentes de salas desde diferentes puntos cardinales y hay una conjunción de tres grandes mareas cada cierto tiempo. Esta salas le sirven para procurarse alimento.
Las salas centrales siguen el mismo concepto y constituyen su reino, por así decirlo, ya que le permite explorar y descubrir peculiaridades de estas salas (algunas con escombros), y una serie de huesos humanos a los que ha dado nombre dependiendo de su ubicación y a los que ofrece cierto respeto y devoción. También estas salas están pobladas por albatros, que tienen sus nidos en las alturas.
Un nivel superior de salas esta cubierto de una persistente bruma y nubes que ocasionan lluvia en las salas inferior y que le permite obtener agua dulce para beber.
Cuando la Luna se alzó en la Tercera Sala al Norte, fui al Noveno Vestíbulo para contemplar la unión de las tres Mareas. Esto tiene lugar tan sólo una vez cada ocho años.
El Noveno Vestíbulo resulta notable puesto que en él coinciden tres grandes Escaleras. Las Paredes está revestidas de centenares de Estatuas de mármol que ascienden, Hilera tras Hilera, hasta una altura vertiginosa.
EL OTRO
La única compañía humana con que cuenta el protagonista y que se encuentra de manera periódica con él. Le trae cosas que pide como unos zapatos, cuadernos y lápices. Su único interés es que le diga lo que ha descubierto explorando. No se preocupa en ningún momento por su bienestar y, más raro si cabe, se dedica a extraños ritos mágicos de carácter celta.
PIRANESI, EL ORIGINAL
La novela toma el nombre del grabador del sigo XVIII Giovanni Battista Piranesi, famoso por la realización de grabados de prisiones romanas con multitud de escaleras, puertas y pasadizos, creando una suerte de laberinto y que, aprovechando el estilo de dibujo, aumenta la sensación de tenebroso y opresión.
De hecho, la reproducción de uno de sus grabados más famosos se encontraba en el despacho del gran Jorge Luis Borges cuando era directo de la Biblioteca Nacional.
MENUDA PUERTA DE ENTRADA …
Con los mimbres descritos anteriormente, nos encontramos con una novela que nos deja descolocados desde el primer párrafo y que nos inunda de dudas y preguntas ¿Qué es La Casa? ¿Quién es el protagonista? ¿Qué hace ahí, puede salir? ¿Por qué aparece y desaparece el Otro? ¿Qué interés oculto tiene La Casa?
Lo magnifico de Susanna Clarke es que nos va dando la información de manera dosificada y lógica, con lo que vamos comprendiendo poco a poco la situación.
Que Piranesi esta relatada en primera persona aprovechando las entradas en los diarios es un acierto pleno para el tomo del libro. La datación de las entradas según el calendario propio del protagonista es un aliciente encantador. Estas entradas nos muestran a un personaje sencillo, sin un ápice de maldad o resentimiento y que adora en todo momento el marco en el que está viviendo. Su pérdida de memoria juega a favor y en contra suya a la vez. Por un lado, desconoce su pasado, por lo tanto, no tiene ansiedad de estar atrapado en un lugar diferente o apartado de una realidad conocida. Por el otro lado, Esto lo lleva a ver su vida como normal y sin preocupaciones más allá de obtener sustento y tener cuidado con las periódicas mareas.
ESE GIRO ESPERADO
Hasta el momento en que se produce el esperable giro argumental, Piranesi es una novela onírica, disfrutable y con una característica curiosa para el lector: desde fuera vemos que la situación del protagonista no es nada buena. Sólo, atrapado en un laberinto interminable y sin disfrutar de las mínimas comodidades, pero curiosamente, en algún momento, vemos ese sencillez e ingenuidad como algo apetecible. Dejar atrás preocupaciones y centrarse sólo en el día a día.
Ese giro argumental hace que Piranesi entre en una corriente de novela con un halo de misterio (si no lo tenía ya), investigación y de cruda realidad.
LA IMAGINACIÓN, LA MEJOR BAZA DE PIRANESI
Sin duda alguna, la imaginación, y en menor caso la paciencia en las primeras páginas, son las dos bazas que Susanna Clarke hace explotar al lector. La descripción pormenorizada de las diferentes salas, las estatuas que lo adornan, su decoración en general y el mapa mental de ellas que tiene el protagonista, están perfectamente narradas. Al lector le bastan pocas páginas para imaginar el grandioso entorno y desear (hasta cierto punto) cambiarse por el protagonista y visitar La Casa.
La descripción de las rutinas que realiza cada día, pese a ser algo repetitivas, no acaban dando esa sensación. Son básicas para su subsistencia. Recoger moluscos en las salas inundadas, agua en las que cae lluvia de las salas superiores o las ofrendas que realiza a los diferentes grupos de huesos humanos. Todo ello enriquece una obra que podría parecer simple, pero con estos detalles y los misterios que la rodean, conforma una novela magnífica.
CRÍTICA FINAL
Piranesi no es una novela que pueda contentar a cualquier lector. No voy a ponerme en plan exquisito diciendo que esta novela es para una determinada élite intelectual, pero si que es cierto que su punto de partida y las primeras páginas, cargadas de preguntas sin respuesta y una cierta cotidianeidad, pero hacer abandonar a más de uno. En mi caso, iba predispuesto a soportar este misterio de las primeras páginas, y Clarke es toda una maestra en introducir al lector poco a poco, hacerle partícipe de lo que ocurre y avanzar con el protagonista en esta maravillosa historia.
Deseamos recrearnos en cada sala y descubrir que hay detrás del siguiente arco y, aunque intuyamos que la sucesión de estancia es infinitas, la autora, con su narración nos impele a querer descubrirlo.
Piranesi se aviene a multitud de interpretación en cada uno de sus elementos. Desde la búsqueda del conocimiento, La Casa como alegoría de la cárcel mental que tiene cada individuo o la idealización de una vida sencilla y en ciertos aspectos, inocente.
Como algo negativo, el último cuarto del libro lo he visto algo apresurado y con un cierto regusto dulce y amargo a la vez. Dulce por su conclusión y amargo por lo que supone para el conjunto de la novela.
De todas formas, Piranesi, entra dentro de mi top 3 de lecturas de este año. Una novela que he disfrutado desde el primer momento y que obliga al lector a echar mano de su imaginación para abarcar al maravilloso mundo que nos ha mostrado Clarke. Una experiencia literaria como pocas.
